Seguramente han leído varias historias de mujeres que ayudaron a la lucha independentista de México. Mujeres que vivieron escondidas en cuevas, que sacrificaron por el bien de la nación lo más amado: la vida de un hijo. Mujeres que entregaron sus fortunas o su salud, que recorrieron a pie las ciudades y los campos de batalla, al lado de su esposo haciendo todo lo que fuera necesario y estuviera en sus manos para lograr que sus hijos y los hijos de sus hijos vivieran en un país independiente de la corona española. Muchas de estas heroínas nos sorprenden con hazañas inimaginables, como la que les narraré a continuación: Antonia Nava de Catalán. Son pocos los datos que se tienen de su niñez. Se sabe que nació en Tixtla en el actual estado de Guerrero, el 18 de noviembre de 1779. En su juventud se casó con Don Nicolás Catalán, un hombre que era siete años mayor que ella, juntos procrearon a cinco hijos varones cuyos nombres fueron: Nicolás, Manuel, Antonio, Pedro y otro cuyo nombre
La princesa que sufrió el fin de un imperio y el principio de otro. Ichcaxóchitl Tecuichpo fue la hija mayor de Moctezuma II, además de ser su hija más querida y una mujer muy bella según cuentan las crónicas. Sus nombres significan flor de algodón e hija del rey. Un nombre delicado con un gran significado, además de un peso enorme. Según algunos historiadores nació entre 1509 y 1510. Tendría la tierna edad de nueve o diez años cuando pisó Hernán Cortés las playas de Cozumel y empezó el declive de su mundo. El 8 de noviembre de 1519 siendo una pequeña, Tecuichpo presenció un gran alboroto en el palacio, su padre iría al encuentro de un hombre barbado que venía del mar, un extranjero al que su padre temía y al que invitaría a alojarse en el palacio de su abuelo Axayacatl. Nunca imaginó que ella y su familia se convertirían en prisioneros en su propio reino. Los meses transcurrieron con relativa tranquilidad tanto para los mexicas como para los españoles, pero el