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Los juegos y juguetes prehispánicos

Se acerca la noche más esperada por todos los niños. La noche más larga del año, el cinco de enero, el día que los Reyes Magos dejan juguetes y regalos a los que se han portado bien. 

Y pensando en juguetes, me llega la curiosidad por saber ¿con qué jugaban los niños en tiempos prehispánicos? Porque seguramente los pequeños mexicas, cholultecas, tlatelolcos, totonacas y chichimecas entre otros jugaban al igual que todos los demás niños que habitaron y habitan este maravilloso planeta. 



Considerando que en los juegos el niño refleja la vida que le rodea, no es difícil imaginar que los niños jugaran con pequeños arcos y flechas,  y las niñas con pequeños trastes de barro y muñecas. Juegos que los entrenaban para su vida futura. 



Animales con ruedas. 

En varios museos podemos observar este tipo de  figuras de cerámica con formas de animales, por lo regular son figuras de: el ocelotl, el coyotl o el perro xolotl hechos de diferentes materiales o de diversos tipos de piedra con ruedas para poderlos mover, probablemente como carritos. 


Matatena.

Es para mi una gran sorpresa saber que uno de mis juegos favoritos es de origen Náhuatl. 

La matatena cuyo nombre original era mapepena, que en Náhuatl significa recoger con la mano, pepena (recoger) y maitl (mano). 
El juego consiste en lanzar una piedrita al aire y con esa misma mano recoger la mayor cantidad de piedritas y cachar la que había lanzado al aire, todo en un breve instante. Gana quien recoge el mayor número de piedritas y no se le caía la que había lanzado al aire. 



El juego de pelota.

Eduardo Matos Moctezuma señala uno de los juegos más antiguos del que tenemos noticias en Mesoamérica: el llamado juego de pelota, cabe señalar que era un juego que lo practicaban los adultos. Pero que sin duda practicaban desde muy niños. 



Y ya que estamos entrando en tema de los juegos de adultos. Tenemos que mencionar el juego prehispánico más famoso o más conocido por los conquistadores:

El  patolli o juego de frijoles. 

Se tiene constancia de este juego desde la época de los teotihuacanos hacia el siglo III a.C. y que fue practicado por toltecas, mayas y aztecas hasta el :tiempo de la llegada de los españoles.
Las reglas y probablemente su procedimiento sería diferente en función de cada pueblo y civilización, pero generalmente se solía jugar con un tablero compuesto por casillas en forma de cruz, de manera similar al actual Parchís. Además, en él se disponían una serie de fichas elaboradas con piedras de colores y se utilizaban dado fabricados con frijoles para desplazarlas durante el recorrido desde la salida hasta la casa. Si nos fijamos detenidamente, la estructura es prácticamente idéntica a la del Parchís actual y guarda muchas similitudes. 

Una curiosidad que tenemos que  destacar es  que el tablero tenia normalmente 52 casillas, como 52 eran los años que componían el ciclo solar utilizado por adivinos y sacerdotes en la interpretación astrológica, una práctica muy arraigada en el mundo precolombino. Teniendo en cuenta este detalle, junto con el hecho de que las fuentes lo describen como el juego de Macuilxochitl, dios de la música, la danza y las apuestas, vemos cómo a su carácter recreativo  se unirá un profundo simbolismo y religiosidad. 

Aunque también de manera previa a la partida, se llevaban a cabo apuestas en las que entrarían en juego desde mantas hasta piedras preciosas, plantas y piezas de oro.



Según el cronista Bernal Díaz del Castillo, Hernán Cortés y Pedro de Alvarado jugaron con Moctezuma este juego que él llama totoloque y al que describe de la siguiente manera: 

En ella utilizaban «unas pelotitas muy tersas, hechas de oro […] Arrojaban estas pelotitas a alguna distancia, lo mismo que unas pequeñas planchas, hechas también de oro […] En cinco jugadas e intentos ganaban o perdían ciertas piezas de oro o ricas joyas que apostaban». Curiosamente el mismo cronista cuenta como los conquistadores le hicieron trampa a Moctezuma.


¡Bueno! Pues a escribir la cartita que ya casi llegan los Reyes Magos, que aunque seamos adultos...¡nos siguen gustando los juguetes!

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