La casa de Malintzin y su esposo Juan Jaramillo

Uno de mis personajes favoritos de la historia de México es Malintzin, una mujer que supo enfrentar a su destino y sobrevivir a la tragedia de una conquista. 

Yo sabía que ella tuvo una casa en el centro de la Ciudad de México pero no conocía la dirección exacta hasta que un día caminando frente a la plaza de Santo Domingo con mi mamá, ella me dijo:

- Mira hija, en esta escuela hice yo mi primaria. Por cierto, ¿sabías que esta era la casa de la Malinche?.
Se podrán imaginar la emoción que sentí al encontrar por fin la casa de la intérprete de Hernán Cortés, un escalofrío recorrió mi espalda al saber que mi mamá estudió en el mismo espacio que habitó ella. 

De pronto el tiempo se detuvo, al igual que el ruido del tráfico y la gente que pasaba a mi lado.  Me senté con mi madre en una banca de la plaza  observando todo a mi alrededor mientras ella me platicaba sus años de infancia.

Plaza de Santo Domingo. 

Una de las plazas más importantes y bellas de la Ciudad de México después del Zócalo es la plaza de Santo Domingo. Rodeada por edificios llenos de historia como el palacio de la Santa Inquisición; la antigua aduana que fue construida como una prueba de amor según cuenta la leyenda; los arcos de los escribanos; la iglesia de Santo Domingo; la casa donde vivió y murió Doña Leona Vicario con su esposo Don Andrés Quintana Roo.

Casa de Malintzin y Juan Jaramillo.

Ahí frente a la iglesia de Santo Domingo, en la actual calle de Cuba número 95, hay una casa muy antigua y especial que ahora es una escuela primaria que lleva el nombre de "Lic. Manuel Serrano". La casa fue construida sobre un solar que regaló Hernán Cortés a su fiel compañero de batallas, Juan Jaramillo. 

Algunas personas afirman que en esta construcción habitó Malintzin, la polémica indígena con su esposo español. Aunque esto es prácticamente imposible ya que la actual casona muestra una arquitectura clásica del siglo XVII mientras que la construcción de la casa de Malintzin se llevó a cabo en el siglo XVI y seguramente era una fortaleza. 
En aquel tiempo, la calle se llamó Juan Jaramillo en honor al capitán que acompañó a Hernán Cortés a la conquista de las nuevas tierras. Jaramillo estuvo presente en la huida de la noche triste, en la odisea de la caída de la gran Tenochtitlán y juntos partieron también a las Hibueras, la actual Honduras, a la conquista de nuevos territorios.  

¿Pero cómo inicia la relación de Malintzin con Jaramillo?

Después de la conquista de Tenochtitlán, Cortés se instaló un tiempo en un poblado llamado Coyoacán donde le construyó a Malintzin una casa colorada. En 1522 nace ahí un hijo fruto de esa relación a quien llamaron Martín, el nombre del padre del Capitán Cortés. 

Sin embargo la pasión, el cariño y el interés de Cortés para con su fiel intérprete y amante se transformaron en desidia, aburrimiento y rechazo.  El conquistador empezó a tener amoríos con otras mujeres por la buena o por la mala como en el caso Tecuichpo, hija de Moctezuma II, a quien por cierto le conseguiría marido después de que ella tuviera una hija de él. 

Cuando llegó la esposa de Cortés a la Nueva España procedente de Cuba, éste decidió que su compañera de aventuras, consejera y traductora ya no le era necesaria así que le buscó esposo. 

Fue en la expedición a la actual Honduras cuando según el cronista López de Gomera, el 24 de octubre de 1524, Cortés emborracha a Jaramillo y lo casa con Malintzin en el pueblo de Huiloapan cerca de la actual ciudad de Orizaba. Dicen que aún se conserva en la iglesia del pueblo la pila del agua bendita que utilizó para el matrimonio fray Juan de Barillas para casarlos.  Al día siguiente, pasada la borrachera, Juan Jaramillo se enfrentó a Cortés y le reclamó la canallada pero no puede hacer nada ya para deshacer el matrimonio que fue realizado en una iglesia y con la bendición de un sacerdote.

A pesar del matrimonio, Cortés no se desentendió de la Malinche y le concedió las tierras y los impuestos de dos ciudades indias en la región de Jilotepec. 

Cuando terminó la famosa expedición, Doña Marina, nombre católico de Malintzin, regresó a vivir a su casa de la calle de Jaramillo, hoy Cuba 95, en el centro de la Nueva España junto con la hija que procreó con su esposo Juan Jaramillo a quien llamaron María. Vivió una vida digna y corta al lado de su esposo, aunque sufriendo el dolor de la pérdida de su hijo mayor Martín, a quien su padre decidió alejarlo de ella y ponerlo al cuidado de Juan Altamirano, un primo de él en la lejana España con el pretexto de darle una educación adecuada. El mestizo Martín Cortés fue legitimado en 1529 por el Papa Clemente VII, como era de esperarse gracias a una sustanciosa suma. Su madre jamás lo volvería a ver ya que muere poco tiempo después de que le fuera arrebatado.

La leyenda cuenta que es frente a esta casa donde asesinaron a puñaladas en una fecha cualquiera en el año de 1527, a la mujer que por amor entregó el más grande imperio de América a un conquistador.